Días de lluvia.

Hoy mi ventana despertó con lluvia, tormenta y frío… y mi corazón también.
No es la forma que uno quisiera para comenzar el día, pero me recuerda algo esencial: está bien no estar bien todos los días. Las emociones densas también son valiosas, porque llegan con mensajes importantes para nuestra alma.

Muchas veces el verdadero problema no es la incomodidad, sino la resistencia a sentirla. Queremos huir de ella, negarla, taparla. Pero la incomodidad es maestra, nos invita a mirar dentro, a escucharnos y a honrar lo que estamos viviendo. Negarla solo alarga el camino y hace más pesada la carga.

Piensa en la lluvia: cuando arrecia, no seguimos caminando como si nada. Nos detenemos, buscamos un lugar para resguardarnos, nos abrigamos, a veces incluso tomamos algo calientito mientras pasa la tormenta. Lo mismo ocurre con nuestras emociones. Cuando la tormenta interior se manifiesta, necesitamos parar, abrazar lo que sentimos, cuidarnos y darnos permiso de esperar a que amaine.

Recuerda que, aunque las nubes oscurezcan el cielo, el sol sigue estando allí, intacto y luminoso. De la misma manera, aunque tu corazón viva días grises, dentro de ti siempre habita una luz que no se apaga: tu propio sol interior.

Las temporadas de lluvia en el alma son pasajeras. Llegan para limpiarnos, para enseñarnos y, cuando pasan, dejan un terreno fértil para nuevos brotes. Mientras tanto, cuida de ti, rodéate de ternura, date calor, regálate descanso… y recuerda que no tienes que transitarlo solo.


 Comparte este artículo con quien sientas que puede necesitar un poco de luz en sus días de lluvia.

Con amor, Anlly 💗

Terapeuta Holística y Coach Empresarial. 


🌸 Una forma de cuidar de ti en medio de la tormenta es permitirte ser acompañado. Escríbeme, y caminemos juntos hasta que vuelvas a sentir tu sol.