Un día a la vez
—“¿Cuál es tu afán?, ¿cuál es tu prisa?” —preguntó una anciana con voz serena a una joven que corría por la vida sin detenerse.
—“Tengo 40 años y aún no me caso, no tengo hijos, no he cumplido todos los planes y proyectos que soñé, no me siento a gusto conmigo misma… Mi trabajo me agobia, no veo frutos, siento que nada sirve por más que hago. A veces creo que la vida se me está escapando y que no lograré lo que deseo” —respondió la joven entre lágrimas—. “Estoy cansada, no sé qué hacer.”
La anciana la miró con ternura y le dijo:
—“Quizás estás haciendo mucho… pero no lo más importante.”
—“¿Y qué es lo más importante?” —preguntó la joven confundida—. “Trabajo duro, voy al gimnasio, me encargo de mi familia, intento cumplir todo…”
—“Sí, todo eso tiene valor, pero en medio de ese afán te estás privando de lo esencial: del gozo de vivir. Quieres resolver tu vida en un solo día y, en ese intento, la estás dejando pasar de largo. Estás olvidando saborear las pequeñas grandes cosas que dan sentido, dejando que lo extraordinario de tu vida sea tu ansiedad, tu dolor y tus culpas por lo que no hiciste o no lograste.”
Hizo una pausa y continuó con calma:
—“Si hoy te dijeran que solo tienes 30 días de vida, ¿a qué le darías valor de verdad? ¿Qué elegirías disfrutar? ¿Qué ocuparía tu atención antes de partir? No lo respondas a la ligera, piénsalo. Verás que muchas de tus preocupaciones perderían peso, y que lo que importa de verdad está más cerca de lo que crees. No puedes vivir atormentada por el pasado ni con miedo al futuro. La vida no fue hecha para convertirse en un campo de batalla contra ti misma.”
La joven, aún con lágrimas en los ojos, preguntó:
—“¿Entonces qué hago, si todo lo que me preocupa es real?”
La mujer sabia sonrió y respondió:
—“Es real porque has llevado tu atención y tu energía únicamente a lo que falta, a lo que no fue. Y al hacerlo, dejaste de ver todo lo que sí has creado, todo lo que sí has logrado. Regresa a ti. Permite que cada día tenga su propio afán. Haz hoy lo que puedes hacer hoy, y confía en que la vida te mostrará el resto del camino. Así como cuando viajas: no ves el destino completo, solo el tramo que debes recorrer, y aún así avanzas con fe, disfrutando el trayecto, confiando en que llegarás.”
La anciana tomó la mano de la joven y, con dulzura, concluyó:
—“Vive un día a la vez. No te prives de los milagros que te rodean. La vida no se resuelve en el mañana de tu mente angustiada, sino en el presente, en este instante. Cada noche es un regalo para descansar y renovar tu energía; cada mañana, una nueva oportunidad para empezar de nuevo. Si hoy te dieran esa oportunidad, ¿por dónde comenzarías? Escucha la sabiduría de tu alma, ella ya sabe el camino.”
✨ Vive. Respira. Confía. La vida se construye un día a la vez.
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Con amor, Anlly 🌷
Terapeuta Holística y Coach Empresarial.
💜Aprender a caminar la vida sin el agobio de la inmediatez ni el miedo al paso del tiempo, es un regalo que puedes darte.. Escríbeme y te acompaño a transformar tus miedos en confianza.