Intenta una vez más.
Una relación fallida, la partida de un ser amado, un sueño que parecía seguro y se desvanece, una enfermedad, el peso del exceso de trabajo o un proyecto que no florece como esperabas… Todo ello puede marcar el alma tan profundamente, que a veces nos roba la confianza, las ganas de volver a amar, de soñar, de levantarnos e intentarlo una vez más.
Y es que, cuando hemos atravesado tanto dolor, surge la tentación de cerrarnos para no volver a sentir. Construimos muros internos que nos protegen, pero que también nos aíslan de aquello que en verdad anhela nuestro corazón. Sin embargo, la vida, incluso con sus momentos de sombra, no está hecha para vivirla detrás de una coraza. La vida es un llamado constante a abrirnos, a experimentar, a recordar que en medio de la dificultad sigue latiendo la esperanza.
Estoy convencida de que cada situación, por más dolorosa que parezca, trae consigo un maestro silencioso. Un aprendizaje que nos invita a crecer, a sentir y a atrevernos de nuevo, las veces que sean necesarias. ¿Recuerdas cómo aprendiste a caminar? Quizás tu memoria no lo guarde, pero basta mirar a un niño: se cae una y otra vez, llora, duda, pero nunca renuncia. Se levanta, insiste y finalmente da sus primeros pasos. Ese niño fuiste tú… y en tu interior aún vive esa fuerza imparable.
Hoy te invito a recordar cuántas veces has tropezado y aun así has logrado levantarte. Reconoce tu valentía: aquí estás, con un corazón que ha resistido. La vida no se trata de evitar las caídas, sino de permitirnos transitar la frustración, la duda, las lágrimas y los silencios… porque todo ello también es vivir. Lo que no podemos permitirnos es quedarnos encerrados en el miedo, negándonos a sentir o a volver a intentarlo.
Cada tropiezo puede convertirse en el inicio de una nueva fortaleza. Cada intento, en un acto de amor propio. Confía en ti, cree en tu capacidad de atravesar cualquier circunstancia que la vida ponga en tu camino. Y recuerda: pedir ayuda también es un acto de sabiduría, porque no estamos hechos para caminar solos siempre. Levanta la mano, permite que otros corazones te sostengan mientras recuperas tu confianza.
La confianza en ti se construye día a día, trabajando en tu interior, abrazando tu historia y recordando que el amor —hacia ti mismo y hacia la vida— es la fuerza que transforma.
Comparte este artículo con alguien a quien pueda inspirar y recuerda: siempre hay una nueva oportunidad para volver a intentarlo, con amor y con conciencia.
Con amor, Anlly 🌷
Terapeuta Holística y Coach Empresarial.
✨Si sientes que es el momento de reconstruirla, escríbeme. Caminemos juntos este proceso de volver a creer, de volver a florecer.